Satán「
Apariencia[]
La verdadera forma de Satán dentro de Gehenna se muestra como una llama viviente con múltiples; pero mientras está en Assiah, adquiere los rasgos físicos de su anfitrión con algunas alteraciones menores. Por ejemplo, cuando poseyó a Shiro Fujimoto, su cuerpo ganó orejas puntiagudas, dientes afilados, una lengua larga y uñas en forma de garras con varias bolas de Llamas Azules rodeándolo. Al poseer a Goro, un recipiente que se adaptaba mejor a él, su transformación era más tenue y consistía en orejas ligeramente puntiagudas, dientes afilados y un par de cuernos de Llamas Azules en su frente y una cola larga y de color claro con una llama al final.
Personalidad[]
Cuando se presentó por primera vez en Assiah, los gestos y la risa de Satán rayaban en la locura y disfrutó cuando Rin gritó pidiendo ayuda mientras era absorbido por la Gehenna Gate. Esto revela que su personalidad cruel y rencorosa no se detiene incluso ante su propia familia. Esto se destaca aún más cuando Satán le dijo que él creó a Rin por simple aburrimiento y que después se dio cuenta de que Rin es exactamente lo que necesitaba para conquistar Assiah, ya que tiene cuerpo de Assiah pero sangre de Gehenna.
Al apoderarse del cuerpo de Goro y desarrollar su propia conciencia, Yuri Egin describió a Satán, en ese momento conocido como Bola de Fuego Azul, como un bebé muy poderoso. Carecía de cualquier razonamiento moral y no tenía ningún concepto de lo correcto o lo incorrecto, por lo que no comprendía las ramificaciones morales del asesinato y la destrucción desenfrenada. A pesar de esto, claramente se preocupaba por Yuri. Ella era la única a la que escuchaba y se mostró inmediatamente celoso al conocer a Shiro Fujimoto. Desde entonces, se convirtió en un ser extremadamente competitivo, intentando matar a Shiro después de perder un juego y prometiendo vencerlo. También tenía un intelecto incalculable ya que aprendía a un ritmo acelerado.
Después de ganar más conciencia y desarrollar un ego, Satán adquirió un complejo de Dios, tras darse cuenta de que era más inteligente y más fuerte que cualquier humano y demonio vivo hasta el punto de matar a cualquiera a su alrededor. A pesar de esto, mantiene su obsesión hacia Yuri Egin, hasta el punto en que ambos hicieron el amor, lo que resultó en que ella concibiera a sus hijos.
Historia[]
Pasado[]
Desde la antigüedad, Satán existió como un mero concepto que aparecía y desaparecía de Assiah erráticamente, sin un cuerpo ni personalidad. Cierto día, se manifestó ante Yuri Egin y la pequeña niña lo saludó. Aquella fue la primera interacción de Satán con un humano, a quien se le comenzó a aparecer de manera regular sobre todo cuando eran los días de juego. Yuri jugaba en un basurero puesto que había muchos tesoros que podía usar para divertirse, y Satán se le aparecía mientras jugaba sola. Debido a las reiteradas veces que se le apareció, Yuri le dio un apodo, Bola de Fuego Azul y procuró hacerse su amiga. Sin darse cuenta, Satán comenzó a obsesionarse con la pequeña Yuri y sus apariciones eran cada vez más frecuentes.
Su obsesión hacia Yuri fue tan grande que intentó una posesión forzada. Poseyó a su custodio, Okumura, y provocó un incendio en el hogar de Yuri, aunque ella no estaba presente, matando a Niko y luego a Obaba. Okumura sabía que la única manera de detener una posesión forzada era el suicidio, por lo que se quitó la vida con una navaja, obligando a Satán a abandonar su cuerpo. Tiempo después, Yuri regresó a su hogar y se encontró con toda su familia muerta. Desde entonces, se quedó huérfana.
Satán no desistió en su idea de poseer un cuerpo y fijó su atención en uno de los sujetos de prueba que habían en la Sección 13, Goro. Durante aproximadamente nueve años, Satán intentó encarnar en el cuerpo de Goro reiteradas veces, pero nunca alcanzaba la posesión completa, aún así, jamás se rindió. Gracias a su perseverancia y los experimentos con el Elixir, el cuerpo de Goro se fortaleció progresivamente y se hacía más resistente y apto para una posesión completa, poco a poco. Mientras esperaba el momento perfecto para encarnar completamente, Satán todavía vigilaba a Yuri en su vida cotidiana y la protegía en todo momento. Inclusive, un día, creó un escudo de Llamas Azules para defenderla de la agresión de Shiro Fujimoto. Satán notaba como la relación entre Yuri y Shiro crecía, y eso no le gustaba en absoluto.
Años después, el cuerpo de Goro ya estaba lo suficientemente fortalecido como para resistir la posesión de Satán. De este modo, el Rey Demonio encarnó en el cuerpo de Goro y se hizo notar en la Sección 13. Notaron que un par de cuernos, una cola y un corazón demoníaco emergieron del cuerpo del sujeto de pruebas, por lo que estaban seguros que se trataba de la encarnación de uno de los Ocho Reyes Demonio, no obstante, no lograron identificar quién de ellos se trataba. Mephisto Pheles envió a Shiro Fujimoto con el sujeto de prueba y, cuando estuvo frente a él, lo reconoció como su amigo, Goro. Por su parte, Satán enfadó al verlo y se puso violento, asesinando a varios científicos con las Llamas Azules para luego escapar del laboratorio.
Tras su escape, buscó y encontró a Yuri Egin la cual se asuntó de él, pero luego, cuando usó las Llamas Azules, lo reconoció como su amigo de toda la vida, Bola de Fuego Azul. Sin embargo, los exorcistas consiguieron anestesiar a Satán y se llevaron a Yuri para interrogarla. Mientras lo hacían, Satán despertó y escapó de su prisión, nuevamente buscó a Yuri y trató de asesinar a todo aquel que se interponía en su camino. No obstante, Yuri logó calmarlo, y éste respondió positivamente. Al ver que Yuri fue capaz de controlar al sujeto de pruebas, Mephisto Pheles pidió su cooperación. Hasta ese entonces, nadie tenía idea que era Satán el demonio dentro del cuerpo de Goro, a excepción de Mephisto y Lucifer.
En un año y tres meses, Yuri consiguió educar a Satán, le enseñó a leer y a resolver problemas, absorbía la información de manera acelerada, no obstante, carecía de razonamiento e inteligencia emocional. A veces, no obedecía y hacía berrinches como un niño cuando no obtenía lo que quería. Con el tiempo, Satán se aburrió de los mismos ejercicios y quería aprender cosas nuevas y más complicadas. Nikolae Eminescu estuvo de acuerdo en aumentar la complejidad de su educación, pero Yuri se opuso y sugirió que lo ideal era permitirle el contacto con otros humanos. Sin embargo, la idea era muy arriesgada puesto su comportamiento se volvía violento con cualquier persona que no fuera Yuri.
Shiro terminó ofreciéndose para el trabajo y visitó a Satán un día que estaba jugando con Yuri. Tras verlo, Satán se sintió amenazado y abrazó a Yuri en un intento por protegerla, pero la exorcista le dijo que su visita no era una persona peligrosa, aún así, Satán señaló odiarlo. Shiro tomó uno de sus juguetes y lo retó a una competencia en donde lo ganó y humilló. En respuesta, Satán intentó atacarlo con las Llamas Azules pero Yuri intervino para que se calme. Satán se aferró a la exorcista llorando y expresando su odio por perder. Debido a este percance, Shiro se vio obligado a retirarse y Yuri lo regañó por haberlo provocado, aún así, agradeció su ayuda. Satán, todavía llorando, lo observó con odio y murmuró sin parar que le ganaría a toda costa.
Momentos después, cuando estaba solo en su habitación, Satán escapó y tomó como rehén a un guardia de seguridad, exigiendo que le den muchos libros nuevos y de mayor complejidad. Ante el problema que significó, Nikolae Eminescu autorizó su pedido y Satán volvió pacíficamente a su habitación para leer cada uno de ellos. Cuando Yuri regresó, fue alertada de la situación e inmediatamente tomó cartas en el asunto para salvar al rehén. Yuri se refirió al sujeto de pruebas con su apodo habitual, Bola de Fuego Azul, no obstante, él aseguró que ese ya no era su nombre. Acto seguido, asesinó al rehén sin piedad y rio como desquiciado, disfrutando de lo que hizo. Tras leer muchos libros, comprendió quién era realmente, un equivalente a un Dios, se trataba del Dios Demonio, Satán. El pensó que Yuri se alegraría, puesto era un Dios omnisciente y omnipotente que podía ganarle a cualquiera, inclusive a Shiro. No obstante, Yuri lo regañó llorando y señaló que no estaba bien matar a las personas por diversión. La exorcista intentó llamarlo por su apodo, pero solo enojó a Satán, quien desató sus Llamas Azules, quemó su habitación y escapó. Por un lado, Yuri se quedó en shock y llorando, consolada por Shiro; mientras que Satán hizo uso de su poder para llamar a un par de demonios y escapar.
Dos años pasaron desde la desaparición de Satán, y la Orden pensó que su cuerpo no aguantó la posesión por lo que volvió a Gehenna a la fuerza. Sin embargo, Satán estaba escondido y preparando un ejército de demonios. Cierto día, Satán cayó desde el cielo en la Sección 13 junto con un ejército de demonios, exigiendo que hagan algo con su cuerpo porque estaba sintiendo mucho dolor. Acudió y atemorizó a Nikolae Eminescu, el cual terminó dándole un Elixir para apaciguar su sufrimiento. En ese entonces, Satán se acordó de Yuri Egin y exigió verla. Tras recibir el Elixir, Satán mejoró su estado corporal y tomó como rehenes a la mayoría de miembros de la Sección 13 y el Asylum que no pudieron escapar a tiempo.
Satán visitó a Lucifer y éste se mostró encantado de poder servirlo incondicionalmente, no obstante, su cuerpo deplorable le impedía moverse y hacer algo, en su lugar, le ofreció a tres de los Ocho Reyes Demonio para que estuvieran a su servicio: el Rey del Agua, Egyn, el Rey del Fuego, Iblis y el Rey de la Putrefacción, Astaroth, quienes mostraron sus respetos al arrodillarse ante su padre y creador. De este modo, Satán y Lucifer congeniaron rápidamente y unieron fuerzas. Satán declaró que convertiría la Sección 13 en su castillo y amenazó a los rehenes con matarlos si no cooperaban brindándoles los Elixir para mejorar el cuerpo de ambos. El pacto entre ambos puso en alerta a la Orden y Mephisto intentó negociar con Satán para que libere a los rehenes a cambio de darle todo lo que él necesitaba. Satán rechazó la oferta de Mephisto y se río de él porque, aún siendo un demonio, estaba del lado de los humanos, y le dio un plazo de un mes para que lo vuelva a considerar, de lo contrario, los mataría a todos.
Ante la negativa del demonio, la Orden entró en guerra contra las fuerzas de Satán en un intento por recuperar el Asylum y salvar a los rehenes. Sin embargo, transcurrió un mes y no consiguieron nada. Yuri Egin trató de ingresar al campo de batalla para hablar y hacer entrar en razón a Satán, pensando que ella podría poner fin a toda la guerra. No obstante, se llevó una sorpresa cuando se enteró que la Orden estaba prolongando la guerra adrede, porque pensaban que el cuerpo de Satán no aguantaría mucho tiempo y, tarde o temprano, se descompondría y tendría que volver a Gehenna a la fuerza. Todo con el fin de no hacer pública la Sección 13 y proteger la reputación de la Orden.
Yuri sintió la necesidad de ver a Satán y buscó la forma para infiltrarse en la Sección 13 sin que nadie la note. Shiro la acompañó y se despidió de ella, sin embargo, ninguno de los dos quería separarse. El exorcista se quedó afuera luchando contra las fuerzas de Satán, mientras que Yuri ingresó al laboratorio y encaró a Satán ella sola. Yuri pidió que detenga su ataque y libere a los rehenes, a cambio, ella huiría y se quedaría con él todo el poco tiempo que le quedaba a su cuerpo antes que de descomponga y tenga que regresar a Gehenna. Al principio, Satán no comprendió las intenciones de Yuri y la atacó usando a su ejército de demonios, pero al final, terminó aceptando su propuesta. Satán la abrazó, le pidió que nunca lo vuelva a dejar solo y Yuri le correspondió. Finalmente, Satán anunció su retiro, liberó a los rehenes y detuvo su ejército de demonios. Lucifer y los suyos cuestionaron los motivos por los cuales Satán desistió y él aseguró haber encontrado algo más importante que un cuerpo, despidiéndose de sus hijos. De esta manera, la guerra terminó.
Con todo listo para comenzar su nueva vida juntos, Yuri y Satán escaparon de la Sección 13, pero fueron interceptaros por la Orden de la Verdadera Cruz. Resulta que Nikolae Eminescu no quería dejar ir a Satán, puesto consideraba una oportunidad única de estudiarlo y continuar con la investigación del Elixir. Yuri rogó para que los dejaran ir pacíficamente, inclusive a Shiro que estaba entre las tropas, pero nadie se compadeció y abrieron fuego contra ella y Satán. Gracias a las Llamas Azules, ninguno de ellos salieron heridos, pero el cuerpo de Satán sufrió un colapso en aquel momento y se descompensó, mientras que Shiro tomó a Yuri y la separó del lado de Satán. Después de esto, Mephisto declaró ante el Vaticano que el cuerpo de Satán se descompuso completamente y volvió a Gehenna, algo que era mentira, porque ellos lo tomaron en secreto y lo llevaron a la Sección 13 para estudiarlo. También declaró que la llegada de Satán al mundo humano fue culpa de Yuri Egin, a quien conoció desde hace muchos años y se enamoró, y prueba de ello era el irrefutable hecho de que Yuri estaba embarazada de Satán.
Satán regresó a la Sección 13 para seguir siendo estudiado por Nikolai Eminescu. Su cuerpo estaba completamente deteriorado y quebrado, siéndole imposible poder defenderse. No obstante, su obsesión y añoranza hacia Yuri Egin lo hizo provocar la Noche Azul. Destruyendo todo a su paso, Satán buscó a Yuri y se encontró, primeramente, con Lucifer, quien sintió empatía por todo el dolor y sufrimiento que estaba experimentando su padre, puesto que él se encontraba en la misma situación. Lucifer atacó e hizo estallar el cuerpo de Satán en un intento por salvarlo del sufrimiento y volviera a Gehenna en paz. Sin comprender lo que estaba sucedía, Satán pensó que su amada Yuri fue quien lo atacó y se negó a volver, entonces desató toda su ira y siguió buscándola con el afán de matarla. Buscando un nuevo recipiente que lo soporte, Satán intentó poseer de manera forzada a cualquier ser humano, no obstante, todo aquel que tocaba moría al instante al no soportar su fuerza.
Después de haberse cobrado la vida de muchas personas, finamente consiguió un cuerpo que pudo aguantar su posesión, el de Abel Franken, y encontró a su amada Yuri, con quien está molesta por haberlo abandonado aún cuando juró que estaría con él por siempre. Yuri se disculpó con Satán y le dio la noticia sobre el nacimiento de sus dos hijos. Satán no mostró interés alguno en ellos, al contrario, los menospreció, ya que él solo quería estar con Yuri. El cuerpo de Abel ya no aguantó más tiempo la posesión del Dios Demonio, por lo que trató de poseer el de Shiro Fujimoto puesto que el suyo era diferente al del resto de las personas. Satán admitió que su primer intento de posesión fue con el custodio de Yuri, Okumura. Debido a eso, provocó el incendio en su hogar y terminó matando a Niko y Obaba, mientras que Oku tuvo que suicidarse para evitar la posesión completa del demonio. Yuri quedó en shock tras saber que su querido amigo, Satán, fue el que mató a su familia adoptiva.
Satán admitió tener celos de Shiro porque es el hombre de quien Yuri se enamoró, por eso, deseó siempre poder poseer su cuerpo para que así la mujer pueda amarlo a él. De esta manera, Satán consiguió entrar en el cuerpo de Shiro. No obstante, la posesión solo duró unos segundos, puesto que Shiro se cortó la garganta con una navaja. Satán, moribundo, preguntó a Yuri si estaba feliz ahora que lucía como Shiro, pero la exorcista negó estarlo, reprochándole por todas las personas que mató. Satán quería que la mujer correspondiera a todo el amor que le entregó, pero ella lo rechazó. Cuando Satán estuvo por asesinas a Yuri, Shemihaza intervino y consiguió liberar a Shiro de la posesión del Dios Demonio, el cual fue obligado a regresar a Gehenna a la fuerza.
Tras su muerte, Satán regresó a Gehenna, furioso y lleno de rencor hacia Yuri. En ese momento, observa la imagen de Yuri Egin intentando disculparse con él por no saber cómo corresponder a su amor, pero al Dios Demonio ya no le interesó saber absolutamente nada de su existencia, y borró su imagen para siempre. Luego, alguno de los Ocho Reyes Demonio se reunieron para discutir con su padre, Satán. Éste se mostró molesto porque perdió su cuerpo y le parecía injusto vivir en tales condiciones. Mephisto le aguardó esperar puesto él criaría a su hijo y lo convertiría en el recipiente perfecto para su posesión, ya que heredó sus Llamas Azules. Por otro lado, Lucifer comunicó que se encargaría de crear un cuerpo perfecto, asegurando que tenía muchos creyentes que trabajaban para él y continuarían las investigaciones de la Sección 13. A Satán le pareció interesante las ofertas de los dos bandos, y terminó aceptando ambas. Ansioso por ver quién cumpliría su tan anhelado deseo, Satán decidió esperar paciente el día para volver a reencarnar.
Mientras esperaba a que alguno de sus hijos le otorgasen un recipiente perfecto para su reencarnación, Satán estuvo espiando en todo momento el crecimiento de Rin Okumura a través de los ojos de Shiro Fujimoto, a quien en reiteradas veces amenazó con manifestarse y apoderarse de su cuerpo cuando su corazón se encontrase debilitado.
Arco Inicial[]
Aprovechando que Shiro Fujimoto tenía una debilidad temporal en su corazón después de su charla con Rin Okumura en la que éste le dijo que dejara de hacerse pasar por su padre, Satán posee al sacerdote. Rin intenta ayudar a su padre que estaba tirado en el suelo y sufriendo, pero observa con horror cómo Shiro es poseído por Satán. El poseído Shiro luego crea una Gehenna Gate e intenta secuestrar a Rin, tomando la Kurikara para destruirla y así liberar el sello de Rin para que éste recupere su forma demoníaca. Satán arrastra a Rin y cuando lo hace, Rin consigue ver su reflejo y observa como su rostro ha cambiado y las llamas azules invaden su cuerpo, cuestionándose su verdadera identidad. Satán expresa que en Assiah no existe cuerpo alguno capaz de soportar su posesión y poder, por lo que el cuerpo de Shiro empieza a desmoronarse.
Satán asegura que su plan es apoderarse de Assiah y para ello necesita de su hijo, Rin, así que lo empuja hacia la Gehenna Gate. Sin embargo, Shiro recupera el control de su cuerpo el tiempo suficiente para suicidarse y, de esa forma, Satán no tiene un cuerpo al que poseer. No obstante, la Gehenna Gate sigue abierta. Rin, en un intento desesperado por salvar la vida de Shiro, desenvaina la Kurikara y despierta sus poderes demoníacos con los cuales consigue destruir la puerta. Pero no fue suficiente para salvar la vida de Shiro, quien fallece y deja llorando a Rin. Por su parte, Satán regresa a Gehenna sin haber cumplido su cometido.
Arco Más Allá de la Nieve[]
Hace un tiempo atrás, Yukio descubrió que su ojo izquierdo podía emitir Llamas Azules, iguales a las de su hermano. Sin embargo, desconocía los motivos. Cierto día, Yukio se cansa de todo, de los secretos de la Orden y sobre sus verdaderos orígenes, por lo que toma su pistola y planea quitarse la vida disparándose en la cabeza. Sin embargo, la bala es quemada por las Llamas Azules y el ojo izquierdo de Yukio es envuelto en aquellas llamas, esta vez escuchando la voz de Satán diciéndole que no intente quitarse la vida. De este modo, Yukio comprende que es Satán, el Rey de los Demonios, el que está detrás del secreto de sus ojos. Debido a esta revelación, Yukio es puesto en custodia y Satán le dice que puede ayudarlo a escapar, pero el exorcista se opone.
Tras haber huido gracias a la ayuda de Rin, Yukio rechaza continuar aliado con la Orden y toma la decisión de ir con los Illuminati. Para demostrar que habla en serio, Yukio dispara a quemarropa a su hermano, éste enfurece y desenfunda la Kurikara para atacarlo. Rin se dirige ahora a atacar a Yukio, pero Satán lo defiende repeliendo su ataque y rompiendo la Kurikara en dos pedazos. Con la Kurikara quebrada, Satán asegura que ya nada podrá contener el poder demoníaco de Rin, quien finalmente es libre. Satán cuenta que siempre estuvo vigilando a su hijo, a través de los ojos de Yukio. Rin reconoce la voz de Satán y se pregunta si éste poseyó a su hermano, pero él lo niega, aunque tampoco sabe lo que realmente le está ocurriendo y, por eso, se irá con los Illuminati. Rin intenta detenerlo pero su cuerpo no le responde y Satán ríe ante la situación puesto el momento de su despertar ha llegado.
Arco La Noche Azul[]
Ante la traición de Yukio Okumura, los Illuminati comienzan a atacarlo para evitar que huya, no obstante, Satán lo protege en todo momento, evitando que sufra daños y deteniendo, inclusive, el ataque de Lucifer.
Arco Sinigual[]
Sabiendo que los Illuminati lo están usando para revivir a Satán, Yukio planea quitarse la vida, no obstante, el mismo Satán protege a su huésped y evita que el exorcista se haga daño a sí mismo, razón por la cual suicidarse no es una opción fiable. Por tal motivo, desafía a su hermano a un combate para que lo mate usando su poder. Durante toda la batalla, Satán protege a Yukio, al mismo tiempo que observa encantado el crecimiento y la fuerza de su hijo, Rin Okumura. Ante la tortura que sufre Yukio por parte de un salvaje e incontrolable Rin, los Illuminati interfieren para rescatar a Yukio. Sin embargo, los soldados son quemados hasta la muerte por Satán, el cual no quiere que interrumpan la batalla de los hermanos.
Rin asegura haber encontrado una alternativa ante el problema de Yukio y planea en sacar a Satán de su cuerpo, usando la fuerza. Para ello, crea una espada, igual a la Kurikara, con sus Llamas Azules, la cual piensa usar para apuñalar el ojo de su hermano y obligar a Satán a salir de su cuerpo. El Rey Demonio intenta persuadir a Rin con sucias palabras, pero él no cede y, acto seguido, lo apuñala y comienza a quemarlo. Progresivamente, Rin impone más fuerza sobre el ojo de Yukio, provocando que Satán sufra y tenga que repelerlo por completo. Pese a que logró quitarse a Rin de encima, todavía tiene la espada incrustada e intenta quitársela. Rin, por su parte, se opone a la resistencia y empuja cada vez más, intentando no dañar el cuerpo de su hermano. En medio de este combate entre Rin y Satán, sus poderes colisionan y terminan creando una explosión masiva que destruye gran parte del Dominus Liminis.
Satán revela que el cuerpo de Rin podría convertirse en el recipiente adecuado para él, ya que para eso fue que Mephisto Pheles lo crio y mantuvo con vida. Dicha revelación deja sorprendidos a los hermanos, aunque Rin ya lo sabía por su viaje al pasado. Cuando Rin recibe la Kurikara por parte de sus aliados, Satán repele la espada antes que pudiera tomarla, puesto que considera es un tipo de atadura para su verdadera naturaleza. Pero Rin recupera la Kurikara y manifiesta una perfecta hoja de Llamas Azules. Con ella, apuñala el ojo de su hermano como hizo anteriormente. Satán se pregunta por qué insiste tanto en salvar a alguien que ya se resignó como Yukio, y Rin responde no querer abandonarlo ya que es la única familia que le queda. Ante la insistencia del exorcista, Satán abandona el cuerpo de Yukio, aunque asegura que él ya está "marcado", por lo que no será difícil volver a parasitar su cuerpo.
Gracias a su último ataque, Rin consigue liberar a su hermano de la posesión de Satán, aunque en realidad el Rey Demonio solo quedó dormido en su interior.
Más tarde, Drac Dragulescu demuestra haber creado el recipiente perfecto para la posesión de Satán. De este modo, el Dios Demonio vuelve a despertar en el cuerpo de Yukio e intenta acercarse hasta su nuevo recipiente para poseerlo. Yukio comprende que la situación es grave, sin embargo, está seguro que nada sucederá si él no abre sus ojos. Satán ríe y revela que, aunque no lo haga, él podrá llegar hasta su nuevo cuerpo poseyendo y matando a cualquiera en su paso, tal y como sucedió en la Noche Azul. Yukio, bajo amenazas del Dios Demonio, no tiene más alternativa que ver el recipiente. De este modo, Satán abandona su cuerpo y se posee al nuevo, completando así su resurrección. Satán cuenta que su nuevo cuerpo se siente genial y felicita a Lucifer por haber cumplido su tan preciado anhelo. Lucifer ruega que se una a su lado y haga realidad su plegaria: destruir Assiah y crear un nuevo mundo donde los humanos y demonios vivan en condiciones iguales. Satán está de acuerdo con eso y responde que cumplirá su parte del trato. Seguidamente, y en un instante, reúne un enorme ejército de demonios y ordena aplastar a los exorcistas.
Mientras que los exorcistas están ocupados enfrentando a los demonios de nivel medio y superior, Satán planea disminuir el número de enemigos enviando un potente rayo para impactar directamente hacia ellos. No obstante, Mephisto Pheles aparece y crea una barrera que detiene el tiempo de todo lo que esté fuera de ella, parando así la amenaza del Dios Demonio, aunque la misma solo tiene una duración de cinco minutos. Una vez transcurrido los minutos, el tiempo regresa a la normalidad y Satán no termina de comprender qué sucedió, pero está seguro que fue obra de Samael y sus trucos como Rey del Tiempo, preguntándose cómo osa en desafiarlo. De esta manera, comienza una batalla campal entre Assiah y Gehenna.
Una vez comenzada la guerra, Rin salta a la acción y empuña su Kurikara, todavía destruida. El exorcista se concentra y consigue manifestar una perfecta hoja de Llamas Azules y la usa para atacar directamente a Satán con su Satan Slash. El Dios Demonio detiene el ataque con un simple soplido y se dirige a Rin como su hijo, provocando su enojo. Sin piedad alguna, Satán ataca y elimina a los demonios de sus tropas, asegurando que tiene la fuerza para exterminarlo todo. Rin está consciente que su tarea no es derrotarlo, sino distraerlo, para que Yukio y su equipo pueda hacerle daño significativo. Por tal motivo, Rin lucha a la defensiva, llamando la atención del Rey Demonio, quien se relaja encima de un Kraken. Pese a que Rin está dándolo todo, Satán ni se inmuta y se muestra aburrido, bostezando mientras bloquea los ataques del Exwire. Para mantenerlo ocupado, el muchacho lanza su Satan Slash y el Kraken donde estaba montado Satán intenta defenderse del proyectil, provocando que el Dios Demonio lo reciba en lleno.
Rin continúa utilizando indiscriminadamente el Satan Slash, haciendo que Satán se burle por el ridículo nombre que le puso a su técnica. A continuación, el Dios Demonio le demuestra el verdadero poder de un Satan Slash, y lanza un poderoso y devastador proyectil hacia Heilong, cortando al colosal dragón en dos partes. Satán identifica a Lucy como su dueña, y también la deja fuera de combate usando su Satanic Kebab. Lucy y su familiar quedan fuera de combate y Rin abandona la batalla para socorrerla. Por su parte, Satán disfruta de su nuevo cuerpo, el cual no se desintegra por más que use todo su poder. En ese instante, llega la Unidad de Élite Anti-Satán para continuar la batalla. Beelzebub usa la telaraña resistente y adimensional de Bael, impidiendo que Satán pueda moverse. A continuación, Lewin utiliza un verso para comprimir el aire alrededor del Dios Demonio, provocando su asfixia. De este modo, Arthur lanza su Angelic Slasher Thunderbolt, partiendo en dos y desintegrando el cuerpo de Satán con un solo golpe, exclamando que los demonios cometieron un error garrafal al iniciar una guerra contra la humanidad.
Cuando los exorcistas pensaron que ganaron, las cenizas de Satán de pronto estallan y su cuerpo comienza a regenerarse a una velocidad alarmante. En un descuido suyo, Satán termina asesinado a Astaroth, aunque asegura no sentir ningún remordimiento por la pérdida de su aliado. Rin se cuestiona cómo puede ser tan despiadado en asesinar a un aliado suyo, pero el demonio menciona que debe estar feliz al deshacerse de un enemigo. Satán, recientemente regenerado, enfurece con los humanos a quienes cataloga como criaturas necias, viles y despreciables, exclamando que probarán la verdadera naturaleza de su poder. Cruel y despiadadamente, descarga su furiosa ira hacia los exorcistas, destruyendo e infectando el campo de batalla. Debido a la situación actual, la Tropa Separada Anti-Satán tiene dificultades para posicionarse al no encontrar un punto seguro y libre del ataque del Dios Demonio, razón por la cual pide ayuda a la Unidad de Élite Anti-Satán para mantenerlo quieto.
Rin toma la iniciativa de detener al Dios Demonio, a quién le pregunta enfadado por qué ataca a los humanos cuando él se enamoró de una en el pasado. Satán responde haberse olvidado de aquella mujer y asegura que Rin tiene el mismo aroma que ella. Satán atrapa al joven y menciona que, al ser mitad demonio y humano, es la mera representación de lo anti-natural y retorcido, por lo que no debería existir. Por tal motivo, el Dios Demonio retuerce el cuerpo de Rin hasta arrancarle sus extremidades. El joven, incapacitado y ensangrentado, recuerda que durante mucho tiempo también pensó que su existencia no debía ser aceptada, no obstante, tras su viaje al pasado, comprendió el valor de su vida. De pronto, el cuerpo mutilado de Rin empieza a regenerarse y exclama que él, como todo ser vivo, tiene derecho a vivir.
El Exwire vuelve al ataque, pero es repelido por una barrera de Satán, el cual se muestra confundido ante las palabras de Rin y los vagos recuerdos sobre Yuri Egin, quien también pensaba que todos los seres vivos tenían derecho a vivir. La ira de Satán comienza a destruir la tierra y los exorcistas están en problemas De pronto, llega la Unidad de Élite Anti-Satán para contraatacar todos juntos. Después de que Lewin, Rin y Osceola ejecuten una emboscada, se genera una pequeña abertura en la barrera del Dios Demonio la cual es aprovechada por Lucy para lanzar una de sus Garras Negras directo hacia Satán. Producto de las Garras Negras, comienza a dormirse y su mente es invadida por múltiples recuerdos con Yuri Egin, dejándolo confundido. En tal estado, Rin aprovecha para usar su Satan Blade, manifestando una gigantesca espada de Llamas Azules con la cual ataca a Satán y lo inmoviliza.
Finalmente, Yukio consigue disparar el Devil ☆ Vanisher y acertar el impacto. En consecuencia, las Llamas Negras empiezan a expandirse alrededor de Satán, cuyo cuerpo comienza a sufrir graves heridas. De este modo, los exorcistas inician la fase final del plan de contienda, por lo que Mephisto Pheles y Shemihaza se encargarán de sellar al Dios Demonio, usando la cristalización del Emperador de la Creación. Al ver el estado en el que se encuentra, Mephisto se burla del poco tiempo que duró el recipiente de su padre, diciéndole que era hora de irse a dormir. Progresivamente, Satán es atrapado dentro de la cristalización de Shemihaza, no obstante, se niega a perder su valioso cuerpo y genera una onda expansiva que destruye todo a su paso.
Una vez más, Rin halla a un moribundo Satán, cuyo cuerpo se está destruyendo y no puede regenerarse, preguntándose por qué un Dios como él no es capaz de tener un cuerpo perfecto. A lo lejos, Lucifer se compadece del sufrimiento de su padre, asegurando que su recipiente no podrá aguantar mucho tiempo más. Negándose a la idea de volver a existir como un concepto, Satán se lanza desesperado hacia Rin y planea apoderarse de su cuerpo, no obstante, Rin no cede y lo derriba. En ese momento, el Exwire recuerda la razón por la cual él decidió ser un exorcista: derrotar a Satán y vengar la muerte de Shiro Fujimoto. No obstante, tras su viaje por el pasado, entendió que todos los seres vivos tienen derecho a vivir, y eso incluye a Satán. Por tal motivo, Rin perdona a Satán solo si promete que no volverá a hacer daño a la humanidad.
Tras escuchar la propuesta de Rin, Satán se niega a hacer las pases con la humanidad y cataloga como absurda la idea de un mundo armonioso entre humanos y demonios. Antes que tener que aceptar la ridícula tregua de Rin, Satán prefiere morir. El Dios Demonio expresa su envidia hacia Assiah, un mundo material, a diferencia de Gehenna, un mundo vacío. Satán señala querer vivir en un mundo material y él, como Dios, tenía el poder para crear uno, pero no se lo permitieron. Finalmente, el cuerpo de Satán alcanza su límite y estalla por completo. Mientras regresa a su forma conceptual, Satán recuerda todos los momentos que vivió con Yuri Egin, a quien le hecha la culpa por todas sus desgracias, puesto fue la mujer humana que no supo corresponder a su amor. Pese a la destrucción de su cuerpo, Satán no desiste y se lanza en búsqueda de un nuevo recipiente que pudiera contener su inmenso poder, empezando a corroer la Tierra.
Tras la pérdida de su cuerpo, Satán comienza a dispersarse en una forma no humana por toda la Tierra, creando así una fortaleza con su corazón actuando como núcleo. A través de ella, está invadiendo y destruyendo todos los rincones de Assiah, cumpliendo así las plegarias de los Illuminati, quienes toman el trabajo de proteger su corazón del ataque de los exorcistas.
Habilidades[]
Como Dios de Gehenna, Satán es el demonio más fuerte que existe. Tiene un gran control sobre la naturaleza misma, conjurando tormentas, terremotos y tornados con un pensamiento. También puede usar la telequinesis para destrozar a una persona o volarla con la onda de choque. Sus gritos han sido descritos como un desastre natural andante. Su poder sobre las Llamas Azules, que son las llamas de la creación misma, le permiten moldear la realidad en cualquier forma que elija. También puede convocar la Gehenna Gate, una dimensión que une a Assiah con la propia Gehenna. Como cualquier otro demonio, Satán tiene el poder de poseer un cuerpo humano, pero solo por un momento, ya que todo lo que toca en el mundo de Assiah está condenado a la destrucción. Sólo cuerpos que están construidos o descienden de él, como los Demonios o los Nephilim pueden resistir y procesar adecuadamente el poder puro del alma de Satán.
Llamas Azules「青い炎 Aoi Honō?」 al igual que su hijo, Satán puede controlar y manipular las llamas azules a voluntad, también conocidas como las Llamas de Satán「魔神サタンの炎 Satan no Honō?」. Se trata de poderosas llamas capaces de quemar todo a su paso, incluyendo demonios, personas u objetos; provocando caos y tragedia por donde ardan; tal fue el caso de la famosa Noche Azul que cobró la vida de muchas personas en cuestión de horas. Con ellas, Satán es capaz de encender a sus víctimas mediante combustión espontánea, activada simplemente por el contacto visual.
Fuerza Inmensa: como Dios de todos los demonios, Satán posee una fuerza inmensa, lo que le da la capacidad de arrastrar descuidadamente a alguien como Rin Okumura con facilidad y arrancarse los dedos sin dificultad.
Inmensa Durabilidad: al igual que Rin, Satán es muy duradero; tal vez incluso más que Rin, debido a que es el padre de Rin y un demonio. Se demostró que podía luchar contra los amigos de su hijo sin sentirse agotado. También se enfrentó al poder de Shura. Sin embargo, a diferencia de Rin, que no puede usar su llama durante un largo período de tiempo con facilidad y tiene que practicar para eso, Satanás no parece tener ninguna dificultad en esto.
Velocidad Inmensa: Satán es un oponente muy rápido, pero los límites de esta habilidad aún no se han revelado. Sin embargo, se ha visto que cuando intentaba atacar a Rin, inicialmente se rió de él antes de usar una carrera de alta velocidad para llegar a él.