Las Sylph (
Descripción[]
Las Sylph son demonios que aparecen como pequeñas hadas con brazos en forma de alas. Tienen predisposición de mantener siempre el aire puro. Les encanta hacer travesuras,[2] aunque tienen un mal temperamento si las molestan.[3] Pueden ser invocadas utilizando elementos con los que tienen gran afinidad como el fuego o el agua.[4]
Al igual que las Nayad y otros elementales, las Sylph no poseen versos fatales. Aunque, de alguna manera, Lewin Light desarrolló uno que consiste en una sola palabra Mortem「
Poderes y Habilidades[]

Sylph purificando el aire
Manipulación del Aire: Las Sylph poseen la capacidad de manipular las corrientes de aire, pudiendo sustituir el aire estancado de una habitación por aire fresco y limpio en cuestión de instantes.[6]
Cortar: aunque no está del todo claro cómo, las Sylph pueden cortar a las personas al pasarlas rápidamente. Si bien es doloroso, no parece causar mucho daño en general, y parece similar a un corte con papel o una lesión similar.[7]
Seguimiento: se ha demostrado que las Sylph se utilizan en técnicas para rastrear objetivos.[8]
Sylph Bell
氣精 の鐘 Shirufu no Suzu): una Sylph se utiliza para colocar una marca en un objetivo, lo que permite al invocador conocer su ubicación aproximada en todo momento.[9] Utilizado junto con una Ouija Globe, el objetivo se puede rastrear con mucha precisión, incluso a través de varios países.[10] Si el objetivo intenta quitar la Sylph Bell, se activa una maldición de decapitación, pero esta puede desviarse a otra parte del cuerpo.[11]
Curiosidades[]
- Las Sylph son un elemental de agua en la alquimia descritas por primera vez por Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim.
Referencias[]
- ↑ Enciclopedia Ilustrada de Demonios (Volumen 17)
- ↑ Enciclopedia Ilustrada de Demonios (Volumen 17)
- ↑ Capítulo 70 (Pág. 26)
- ↑ Capítulo 70 (Pág. 24-25)
- ↑ Capítulo 70 (Pág. 27)
- ↑ Capítulo 70 (Pág. 24)
- ↑ Capítulo 70 (Pág. 26)
- ↑ Capítulo 81 (Pág. 29-30)
- ↑ Capítulo 110 (Pág. 33)
- ↑ Capítulo 111 (Pág. 31)
- ↑ Capítulo 112 (Pág. 29)